Amenaza tecnológica
Bolivia genera 20 mil Tn de residuos electrónicos y eléctricos al año, ¿qué se hace con ellos?
Se calcula que esta “producción” aumentará hasta 33 mil Tn en los próximos cinco años, dada la importación y uso en aumento de computadoras, celulares, electrodomésticos, entre otros artefactos. Estos desechos contienen elementos que son potencialmente mortales para la salud del ser humano, y nocivos para el medio ambiente. El problema aumenta porque la población desconoce su peligrosidad y se deshace de ellos como si fueran basura común. Este artículo forma parte del reporte Global Information Society Watch 2010 (Observatorio Global de la Sociedad de la Información, producido por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, APC) que cubre 53 países, y hace un análisis integral inédito de la problemática, considerando los tres escenarios involucrados: el medio ambiente, las prácticas culturales de consumo tecnológico y la economía de las TIC (tecnologías digitales).
- José Eduardo Rojas[1]
La producción elevada, el consumo masivo y la eliminación irresponsable de utensilios electrónicos y eléctricos están acelerando drásticamente la contaminación y deterioro del planeta generando nuevas responsabilidades y gastos elevados para todos los países del mundo que técnicamente deben enfrentar el envenenamiento del aire, del agua y de la tierra, situación que, además, atenta directamente contra la población y toda forma de vida.
En Bolivia la contaminación producida por los aparatos electrónicos y eléctricos es una realidad alarmante, igual que para otros países en vías de desarrollo, convirtiéndose en inesperados contenedores de residuos tecnológicos. Muchos de éstos desechos se destinan al re-uso y reciclaje, por lo que es preciso dejar de considerarlos como “basura” y asumirlos como “residuos” que pueden ser aprovechados a favor del desarrollo de la misma población.
El año 2005, algunos actores afiliados a la Red TIC Bolivia plantearon este problema durante la formulación de la Estrategia Nacional de Tecnologías de Información y Comunicación para el Desarrollo (ETIC), política nacional que actualmente es asumida por el Estado a través del Plan Nacional de Desarrollo (PND), pero que requiere mayor institucionalidad para su implementación.
Entre 2007 y 2008, algunos actores articulados a los municipios de las ciudades capitales de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Oruro, expresaron la necesidad de atender la gestión de residuos de aparatos electrónicos y eléctricos, considerando que los servicios de recolección municipal de basura enfrentaban el incremento de residuos tecnológicos, visualizando la inexistencia de leyes, políticas, normas y procedimientos de gestión de estos residuos a nivel nacional, departamental y municipal.
En el ámbito nacional, a inicios del 2009 el gobierno boliviano decidió asumir oficialmente el tema cuando la Agencia para el Desarrollo de la Sociedad de la Información en Bolivia (ADSIB) de la Vicepresidencia del Estado –en calidad de Punto Focal del Plan Regional eLAC 2010 de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL)– designó a la Fundación REDES como representante nacional ante el Grupo de Trabajo sobre Residuos Electrónicos y Eléctricos (RAEE), con ánimo de construir y promover lineamientos de políticas y estrategias para la gestión de éstos residuos.
Entre 2009 y 2010, algunos actores gubernamentales, municipales, de sociedad civil, académicos y privados (entre ellos los gobiernos municipales de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, la Fundación SiwssContact, la Fundación para el Reciclaje, el Centro Interdisciplinario Observancia, la Fundación REDES-ADSIB, la Cámara de Informática, Computación y Tecnología de Bolivia, la Cámara de Telecomunicaciones de Bolivia, la Universidad Mayor de San Andrés o la Corporación Andina de Fomento), presentaron información diversa sobre los efectos negativos que los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos generan en algunos escenarios del país, poniendo en evidencia la falta de políticas e indicadores nacionales de gestión de residuos electrónicos y eléctricos.
Si bien no existen empresas dedicadas al reciclaje de RAEE, el año 2010 surgieron propuestas privadas aisladas de recolección orientadas a la exportación de algunos componentes. Sin embargo, en el ámbito local, llama la atención que los 327 municipios del país actualmente no cuentan con la suficiente capacidad técnica, financiera y humana para asumir esta nueva competencia.
Este breve panorama, permite contextualizar la continuidad e inicio de acciones que se desarrollarán a partir del año 2011 en el Estado Plurinacional Boliviano.
Necesidad de un
enfoque estructural
de producción de RAEE
En Bolivia existen diversos enfoques y propuestas para la atención del problema. Por ejemplo, algunos actores que trabajan en medio ambiente, ponen énfasis en los efectos de la contaminación ambiental y la necesidad de instaurar sistemas de recolección y gestión integral de residuos tecnológicos, priorizando el accionar a nivel municipal donde se enfrenta directamente la recolección de basura o residuos sólidos. Desde el punto de vista de la inclusión digital se promueve la importación de tecnología para eliminar la brecha digital considerando tangencialmente el re-uso y/o reciclaje de equipos importados con fines de desarrollo. Desde el punto de vista de la economía de las TIC se promueve la importación, venta y uso de equipos de última generación, sin contemplar la gestión de dichos equipos cuando finaliza su vida útil; y finalmente, desde un punto de vista socio-cultural se generan propuestas de sensibilización y concientización de la población para reducir el consumo tecnológico y/o cambiarlos por patrones de consumo menos contaminantes, reducir el contrabando, promover hábitos ambientales orientados al reciclaje y al tratamiento diferenciado de estos residuos con participación de la población.
La Gestión Integral de Residuos de Aparatos Electrónicos y Eléctricos (GIRAEE) es un problema de última generación que se hará más complejo con el avance tecnológico y la instauración de la economía informacional, puesto que se asienta precisamente en la producción de utensilios electrónicos y eléctricos. Este nuevo problema, requiere la construcción de nuevos enfoques de trabajo que articulen operativamente al menos tres grandes campos: a) medio ambiente; b) economía de las tecnologías de información y comunicación (TIC); y c) prácticas culturales de consumo tecnológico; configurando el enfoque estructural de producción de RAEE.
En el campo del Medio Ambiente y del Desarrollo Sostenible, se priorizan las acciones de mitigación del impacto ambiental y social producido por la contaminación y exposición a residuos tecnológicos peligrosos. La asistencia técnica y financiera se orienta al fortalecimiento normativo, institucional y técnico del sector con un fuerte componente de salud integral. Entre los principales actores destacan: el ministerio de Medio Ambiente y Agua, los gobiernos municipales y sus direcciones de Medio Ambiente y de Aseo Urbano, organizaciones internacionales como el Banco Mundial, GTZ, CAF, OPS, OMS, SwissContact, CEPAL-eLAC.
El campo de la economía de las tecnologías de información y comunicación (TIC), fomenta el consumo y la modernización tecnológica para la producción, uso diario e inclusión digital; justificando la importación, acceso y uso masivo de nuevas tecnologías con fines de desarrollo pero sin considerar estrategias sostenibles de gestión al término de su vida útil. Varios actores (privados, gobierno central, prefecturas, municipios, ONG, organizaciones sociales, academia, educación, salud y de cooperación internacional), promueven la adquisición de equipos nuevos y/o de segunda mano, ofertas, paquetes comerciales, donaciones, sin considerar que en el mediano y largo plazo se convierten en un problema ecológico. Entre las principales estrategias de inclusión digital vigentes se encuentran la Estrategia de TIC para el desarrollo (ETIC, 2005); el Plan Nacional de Inclusión Digital (PNID); el Programa NTIC del Ministerio de Educación; el proyecto Territorio con Cobertura Total (TCT) de ENTEL, que aparentemente no prevén planes de gestión ambiental cuando las TIC se conviertan en residuos.
En el campo de las prácticas culturales de consumo tecnológico, la renovación constante de aparatos electrónicos y eléctricos se dinamiza por la falta de medidas que regulen el ingreso legal de las TIC bajo estándares estrictos de protección del medio ambiente. Esto, además dificulta la designación de responsabilidades para todos y cada uno de los actores involucrados en la cadena de producción, consumo y desecho de éstos utensilios. Es común que se considere estos aparatos desde el punto de vista medioambiental solamente cuando finaliza su vida útil, creando automáticamente nuevas competencias para los municipios, sin reflexionar sobre la participación de los actores que introducen, comercializan y usan ésta tecnología en el país. Destacan algunas experiencias locales junto a la recolección de residuos sólidos comunes (basura) lideradas por municipios urbanos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz con apoyo técnico y financiero de organizaciones de cooperación y ONG.
La articulación de los tres campos, permitió a la Fundación REDES plantear el análisis de la “Cadena estructural de producción de RAEE”; con la finalidad de establecer niveles de participación y responsabilidad de todos los actores involucrados en el incremento de estos utensilios, incluyendo: producción, importación, comercialización, uso, eliminación y gestión de residuos.
De acuerdo al cuadro anterior, el enfoque estructural de producción de RAEE incluye al menos cuatro momentos estratégicos que se deben atender, antes de que estos utensilios se conviertan en residuos. Cualquier enfoque de trabajo centrado únicamente en la “eliminación” y/o la posterior “gestión” de aparatos electrónicos y eléctricos, sin considerar todos los eslabones previos de la cadena estructural de producción de RAEE, es parcial e insuficiente.
Cabe señalar que en casi todas las experiencias en curso se propone el modelo de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que sugiere que quien produce la tecnología debe hacerse cargo de gestionarla desde su creación hasta el término de vida útil, incluyendo en sus costos el servicio de reciclaje de los aparatos electrónicos y eléctricos. Este modelo se implementa exitosamente en Europa y Estados Unidos desde hace más de diez años y se sugiere como una medida a replicar en países en vías de desarrollo pero con éxito relativo puesto que las características económicas y socio-culturales de la población son radicalmente diferentes. El mejor ejemplo es que una gran mayoría de los equipos electrónicos y eléctricos en Bolivia provienen de contrabando, condicionando la eliminación de responsabilidades de los fabricantes puesto que ellos no realizan el ingreso de dichos aparatos al país. Por otro lado, el modelo REP no implica el desarrollo de una responsabilidad extendida del consumidor, componente que podría constituirse en fundamental para instaurar una cultura ambiental saludable.
Más de ocho años de experiencia institucional de la Fundación REDES en el campo de las TIC y el Desarrollo Sostenible, le permiten proponer el siguiente modelo conceptual para enfrentar la Gestión Integral de Residuos de Aparatos Electrónicos y Eléctricos (GIRAEE), que supone la articulación práctica de los tres campos previamente señalados. Incluye seis grandes componentes:
Marco Normativo e
institucional para
la gestión de RAEE
A nivel internacional Bolivia se adscribe a varios instrumentos que prevén la gestión de residuos peligrosos en general, y, en algunos casos, de residuos tecnológicos en particular: la Agenda 21, Objetivos de Desarrollo del Mileno, Convenio de Diversidad Biológica, Convenio de Viena, Protocolo de Montreal, Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Convenio de Basilea, Protocolo sobre Seguridad de Biotecnología y el Protocolo de Kyoto.
La normativa nacional presenta avances significativos en la nueva Constitución Política del Estado, que además de señalar aspectos medioambientales (Art. 33 y Art. 344) establece reformas en la organización territorial del Estado y las autonomías regionales, indígenas, departamentales y municipales, visualizando nuevos escenarios de planeación en los que en algún momento se deberá enfrentar la GIRAEE.
Por otro lado se cuenta con la Ley de Medio Ambiente Nº 1333 (1992) y los Reglamentos de la Ley 1333 (entre los que destacan el Reglamento General de Gestión Ambiental, el reglamento para la Prevención y Control Ambiental, reglamentos en Materia de Contaminación Atmosférica, reglamento de Gestión de Residuos Sólidos y el reglamento de Gestión Ambiental de Sustancias Agotadoras de Ozono). Y se cuenta con la Norma Boliviana 759 de 1994 (características que deben reunir los sitios destinados al confinamiento de residuos peligrosos) y la Norma Boliviana 758 de 2005 (características, listados y definición de residuos peligrosos).
Además se establecen responsabilidades administrativas en el aparato estatal en las leyes: de Aduanas (1999); Orgánica de Municipalidades (1989); de Participación Popular (1994); y de Descentralización Administrativa (1995).
Finalmente, en febrero de 2009, mediante Decreto Supremo 29894 el Ejecutivo estableció que el ministerio del Medio Ambiente y Agua es la autoridad nacional del sector, creando la Dirección General de Gestión Integral de Residuos Sólidos dentro el viceministerio de Agua Potable y Saneamiento Básico.
Expertos en gestión de residuos sólidos comunes (entre ellos los nuevos residuos electrónicos y eléctricos) afirman que “a pesar de los avances del marco legal en el país, no se logra una visión de integralidad, se identifica la ausencia de medios para su aplicación, así como el establecimiento de instrumentos que garanticen su operacionalización. Se presentan falencias en la definición de las competencias y responsabilidades institucionales, así como en la determinación de funciones de los entes involucrados en la gestión integral de los residuos sólidos, tema que confirma la necesidad de un marco nacional” (Abasto, et.al. 2010: 34).
Necesidad de
una tipificación
oficial de los RAEE
Todo aparato eléctrico y electrónico tiene una gran variedad de componentes que contienen materiales tóxicos y peligrosos, que al ser desechados como la basura común contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, en marzo de 2010 la organización internacional GreenPeace (http://www.greenpeace.org), afirmó que sólo un aparato celular contiene entre 500 a 1.000 componentes, muchos de los cuales contienen: plomo (material cancerígeno que además afecta al sistema nervioso, produce daño cerebral y produce esterilidad), RFB, PVC, cobre, zinc, cadmio (cancerígeno y daña el sistema sanguíneo), cerámicos(), materiales poliméricos, cromo hexavalente, mercurio (produce daño cerebral; afecta el sistema visual y respiratorio; genera daños congénitos e irritación de la piel) y níquel.
No existe una clasificación oficial de RAEE en Bolivia. La GIRAEE, desde todo punto de vista, requiere un tratamiento diferenciado y una clasificación oficial específica que cualifique y cuantifique los grados de peligrosidad de cada componente, particularmente si se considera que muchos aparatos contienen componentes peligrosos y no peligrosos.
Mientras países vecinos como Chile (CONAMA) y Perú (CONAM–DIGESA) regulan de modo específico los residuos electrónicos (PC, laptop y celulares), en Bolivia hace falta construir y difundir un estándar puesto que la población no discrimina éstos de los residuos comunes, ignorando los grados de peligrosidad para todas las formas de vida.
A continuación se presentan tres aportes de caracterización de RAEE vigentes en el país:
· El Arancel Aduanero de Importaciones de Bolivia, tiene una codificación que incluye las características generales y específicas de todos los productos importados, cuyo potencial es el reconocimiento formal y articulación con el Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, dada su amplitud y riesgos de confusión, se requiere un profundo estudio y procesos de validación, como evidencian, por ejemplo, los códigos de importación de impresoras a chorro de tinta (8443.39.10.00), de laptops (8771.30.00.00) o pilas y baterías eléctricas (85.06). (Fuente: www.aduana.gov. bo).
· La Fundación Swisscontact, sobre la base del “Diagnóstico de Residuos Electrónicos en Bolivia”, realizado en 2009 en Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Oruro, El Alto, Montero y Quillacollo, propone diez categorías de REE incluyendo: 1) grandes electrodomésticos, 2) pequeños electrodomésticos, 3) TIC, 4) aparatos de consumo, 5) aparatos de alumbrado, 6) herramientas eléctricas, 7) juguetes, equipos de deportes, 8) aparatos médicos, 9) vigilancia y control, y 10) expendedoras. Además, es significativa la alianza estratégica, apoyo técnico y financiero que brinda a algunos gobiernos municipales para la gestión de Residuos Sólidos y de REE.
· La Fundación REDES, Representante de Bolivia en el Grupo de Trabajo sobre RAEE del Programa Sociedad de la Información (e-LAC 2010) de CEPAL, en el documento “Hacia la conceptualización integral de los RAEE” de mayo de 2010, propone tres categorías: 1) Residuos Electrónicos (informáticos, entretenimiento y equipos de telecomunicación), 2) Residuos Eléctricos (línea blanca, artefactos de oficina, otros), y 3) Pilas y Baterías.
Estos esfuerzos de categorización no son concluyentes y se convierten en insumos técnicos multisectoriales para la construcción colectiva del concepto RAEE que deberá asumir el país.
RAEE en cifras:
necesidad de construir
indicadores y de sistemas
integrales de información
Bolivia tampoco cuenta con un sistema de indicadores de medición de la Sociedad de la Información, en general, y mucho menos, con un sistema de indicadores de RAEE, en particular. A continuación se presentan algunos datos proporcionados por Swisscontact (www.swisscontact.org), que encomendó la realización del “Diagnóstico de Residuos Electrónicos en Bolivia” a la consultora Delfín en 7 municipios urbanos el año 2009.
· La importación formal del conjunto de ítems EE ha incrementado considerablemente de 15 a 25 mil toneladas entre el 2003 al 2007, destacando la categoría de telecomunicaciones e informática, que al término de su vida útil se convertirán en residuos electrónicos. Para el periodo 2008-2015, la cantidad importada de EE se duplicará a 53 mil toneladas, se modificará en 11% la participación de los grandes electrodomésticos y TIC. (Swiscontact. 2009).
· “…cada boliviano genera más de dos kilos de residuos electrónicos por año. Según las proyecciones, dentro de cinco años, cada uno de nosotros será responsable por 3,3 kilos de estos desechos. Esto significa que se debe trabajar para enfrentar una montaña de 33.000 toneladas anuales. Y la cifra tiende a subir, puesto que las importaciones formales de estos aparatos ha aumentado de 15.000 toneladas a 25.000 en el período que va de 2003 a 2007, sin contar con que la importación informal o contrabando es elevada” (En diario “El Deber”. Suplemento EXTRA del 7 de marzo de 2010).
· De los EE que se convertirán en residuos se han identificado los EE con mayor demanda en los hogares: aparatos de iluminación (96%), celulares (95%), refrigeradores (90%), equipos de sonido (83%), TV CRT (77%), CPU (76%), principalmente. Siendo la vida media de refrigeradores, televisores y equipos de sonido entre 8 y 10 años. Los monitores, CPU, mouse y planchas con un tiempo de vida menor, entre 4 y 6 años. En el caso de celulares y focos, el tiempo es menor a 3 años, estos últimos tienen un corto tiempo de vida útil, incluso pueden llegar a considerarse EE desechables (Swiscontact. 2009).
· De acuerdo a estimaciones de la Fundación REDES, hasta marzo de 2010 existían 6.145.570 abonados de telefonía móvil. Las tendencias culturales señalan que 3 de cada 10 personas renueva su teléfono celular anualmente (ya sea por fallas técnicas, obsolescencia/renovación, pérdida o robo), obteniendo un promedio de 1.843.671 celulares aproximadamente descartados al año (REDES, 2010).
· En las empresas, los EE con mayor demanda son los teléfonos (92%), CPU (83%) e impresoras (79%), principalmente. La vida útil de un EE no supera los cuatro años, esto debido al uso que dan a los equipos y a las políticas de depreciación con las que administran sus activos, Las impresoras no superan los 2 años. Los CPU y teléfonos tienen unos 3,7 años de vida útil”. (Swiscontact. 2009).
Sergio Toro, experto en tecnologías de información y comunicación, señala que “se requiere articular sistemas de información que incluyan actores sectoriales como la Aduana Nacional de Bolivia, el Instituto Nacional de Estadística, diversos actores del sector privado (formal e informal), además de fomentar un conocimiento profundo de las prácticas y representaciones sociales de los usuarios y el público en general al finalizar la vida útil de sus TIC”.
medidas prácticas
El diseño de políticas efectivas de GIRAEE requiere la integración efectiva de tres grandes campos que dinamizan la inserción/eliminación de TIC en el país: medio ambiente (reducción del impacto ambiental), economía de las TIC (transversalizando los enfoques de inclusión digital y sostenibilidad ambiental), y las prácticas culturales de consumo tecnológico (énfasis en campañas de educación ciudadana y ambiental).
1. Dada la complejidad y multidimensionalidad del problema, es recomendable diseñar e implementar propuestas transdisciplinarias basadas en el modelo de análisis de la cadena estructural de producción de RAEE, incluyendo el diseño de metodologías de trabajo multisectoriales y articuladas en Red.
2. Considerando el éxito de la subcontratación de PyME de servicios de aseo urbano, es recomendable fortalecer el desarrollo de marcos regulatorios municipales de fomento de estas figuras para la GIRAEE, incluyendo posibilidades de subvención de tecnologías apropiadas para el reciclaje.
3. La implementación del modelo de Responsabilidad Extendida del Productor debe complementarse con el diseño de un modelo que responda a las características socio-culturales del país, enlazado con la construcción de un modelo de Responsabilidad Extendida del Consumidor.
4. Es imprescindible diseñar e implementar un sistema integral y sostenido de indicadores de RAEE.
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