jueves, 1 de abril de 2010

Circuspopulus


Nacho Arántegui explora el
arte a través de la naturaleza

· Redacción

Le llaman Arte y Naturaleza, una corriente surgida en los años 70 del siglo pasado (Land-Art), que tiene como fin “trasladar el trabajo artístico a los espacios naturales, los cuales son transformados por el pensamiento-acción del artista, utilizando los materiales de la propia naturaleza: piedras, madera, tierras, arena, elementos de la vegetación...”
Uno de sus cultores es el español Nacho Arántegui, quien junto a su compatriota, el documentalista Pere Herms, estuvo de visita filmando el documental Del viento al azul, en el participan la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la televisión de Catalunya, que retrata la vulneración de los derechos humanos de campesinos e indígenas en Bolivia, que pronto se difundirá en su país.
HERENCIA conversó brevemente con él para conocer su propuesta artística, que la tiene abierta a todo interesado en su blog: nachoarantegui.blogspot.com

¿Cómo descubres esta corriente y cómo la expresas?
Mis primeros contactos con el arte y la naturaleza surgen de forma inconsciente y se remontan a mi infancia. Por aquel entonces, mi familia se traslada a vivir de la gran urbe a un municipio del valle del Ebro rodeado de campos y próximo a las frondosas riberas del río más caudaloso de España, el Ebro. Pronto, contacto con el espacio natural que me rodea, la actividad profesional de mis padres absorbe su energía y su tiempo favoreciendo el desarrollo de mi espíritu aventurero, siempre en busca de territorios por explorar, con pocas limitaciones y mucha sensación de libertad. La percepción del territorio incógnito que se va dibujando al caminar, me lleva a crear un fuerte vínculo con la Madre Tierra.
De este modo, y junto a otros compañeros de aventuras, reforcé mi imaginación, creamos nuestros propios mundos, configurando nuestros territorios dentro del paisaje, construíamos cabañas y embellecíamos los espacios con los propios materiales que nos daba la naturaleza. De alguna manera, teníamos en cuenta la estética y la armonía con el entorno. Descubrimos de forma inocente el arte en la naturaleza.
Ahora, en una edad adulta, esas sensaciones con las que crecí no dejan de florecer y los senderos me siguen llevando de la montaña a los cauces del río, de las estructuras frondosas de las alamedas a las pequeñas parcelas de los campos de cultivo. Mi viaje actual no precisa de palabras, pero sí, de la potencia espiritual y creativa que surge de la relación entre soledad y naturaleza.
La forma de expresar a través del Arte esa relación, ese diálogo con el entorno ha madurado y se ha hecho más consciente, se ha visto reforzado gracias a un periodo de formación con materias especializadas en las Facultades de Bellas Artes de Cuenca, Altea y Barcelona. El procedimiento para la creación se basa principalmente en fluir entre espacios naturales, seguir los caminos, las sendas, abrir itinerarios por rutas salvajes para detenerse donde tu ser sienta que hay una identificación especial con el lugar, una atracción mutua. Ahí te detienes, no dejas de observar los cambios constantes determinados por la luz, los sonidos y los olores de la biodiversidad. Surge una simbiosis con el paisaje que despliega sus sutiles signos que son observados con admiración, respeto y mucho amor. Mi respuesta se deriva en la creación de elementos escultóricos a través de los materiales que me ofrece la propia naturaleza, fotografías en las que se agudiza la percepción de ese mundo exterior, vídeos en los que poder captar la metamorfosis etérea del territorio.
Arte y naturaleza significan para mí aprender a apreciar y a disfrutar de la belleza del entorno natural, buscar la aventura y la libertad dentro del marco de la sociedad actual y no dejar de explorar el territorio de mi propia alma.

Coméntanos sobre tu propuesta: Circuspopulus.
Circuspopulus es una intervención en las alamedas de Sobradiel, Zaragoza, que forma parte de un proyecto artístico creado por Nacho Arantegui y comisariado por Belén Chueca, de recorridos de arte y naturaleza por los diferentes municipios ribereños del río Ebro.
El título de la intervención viene determinado por la palabra Populus, que hace referencia al nombre en latín que se le otorga al chopo (árbol cultivado para la producción de papel). Por otro lado, Circus, palabra también originaria del latín, toma como significado el círculo y hace referencia a los anillos que determinan la edad del chopo en el momento de su tala (en esta zona a los 12 años).
La escultura está formada por 12 anillos concéntricos, el exterior de 9m de diámetro. La componen 705 palos (chopos que no pudieron ser plantados por las inundaciones del río y que permanecían muertos a orillas de una carretera), que se van reduciendo en altura de mayor en el exterior (3m), a menor en el interior (1m), donde queda un espacio abierto de 2m de diámetro. Despega de su eje un tronco cubierto de la propia materia que desprende la hembra del chopo en su proceso vital, el algodón del chopo.
En su forma exterior la escultura muestra un círculo inscrito en un cuadrado (cuatro chopos), parte de la idea de representar la relación ser humano-naturaleza. El círculo personifica el tronco del chopo que pronto se eleva en busca del cielo. Es la figura de los ciclos celestes, del ciclo anual personificado en la metamorfosis de las choperas. Es también la forma perfecta, el signo de la armonía, es la representación de la Naturaleza ilimitada. Por su parte, el cuadrado representa la estructura que crea el hombre para organizar una naturaleza-antinatural y limitada.

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