jueves, 1 de abril de 2010

EDUARDO FORNO


“El municipio
es el principal
actor del desarrollo sostenible”






Para el Director Ejecutivo de Conservación Internacional (CI), ONG que apoya desde hace años varios proyectos de desarrollo en Bolivia, estar cerca para escuchar y recoger las preocupaciones, demandas y sueños de la gente es una de las mayores ventajas y oportunidades que tienen los gobiernos municipales para provocar cambios realmente efectivos en la vida de la comunidad, con su participación.

· Guido Cortez Calla


Al plantear la “sostenibilidad” como un conjunto de sostenibilidades (económica, social, cultural y principalmente ambiental), el Director Ejecutivo de la ONG Conservación Internacional (CI), Eduardo Forno, analiza la gran oportunidad que tienen los municipios, por su cercanía con ellas, para transformar la vida de sus poblaciones a partir de recoger y canalizar adecuadamente sus necesidades, demandas y sueños.

La participación ciudadana y una buena gobernabilidad asoman como factores clave para este propósito, y también para afianzar un desarrollo sostenible.

¿Qué debemos entender por desarrollo sostenible en el caso boliviano, un país pobre donde, como se plantea desde alguna visión del desarrollo sostenible, los pobres podrían llegar a ser depredadores de su medio ambiente?

La sostenibilidad básicamente es una combinación de sostenibilidades. La más conocida es la sostenibilidad económica: que lo invertido al principio no se vaya “comiendo” en el tiempo y genere excedentes, pero no sería posible si no estuviera acompañada de una sostenibilidad social, es decir que los actores sociales tengan la posibilidad de ejercer sus derechos, que tengan opción de poder afectar el contexto en el que viven a través de los sistemas democráticos. Son también fundamentales los derechos culturales y en el caso de Bolivia es central: el derecho a la diferencia, a tener un origen diferente y ser aceptado por el “otro” independientemente del origen o de tener una manera de ser y de pensar diferentes; que mientras no viole el derecho del otro, sea respetado.
La sostenibilidad más importante es la ambiental; y “más importante” no porque sea más importante que las otras sino que es la que le da el carácter de esencia a la definición de desarrollo sostenible. Por ejemplo el agua, puede ser sostenible en la medida en que se la devuelve como se la recibe, que no se altere su ciclo; que el suelo no sea sobreexplotado, ese tipo de elementos pequeños y grandes que tienen que ver con la posibilidad de vida de las personas.
En el caso boliviano la sostenibilidad cultural toma un significado especial: la fuerza del diferente, ser aymara, ser quechua, tacana o sirionó, no tiene que ser ni más ni menos que ser guaraní, mojeño, camba o urbano occidental. O sea, que se respete realmente a cada uno de los ciudadanos en lo que, desde su cultura, es. Si en algún momento alguna cultura actuó sobre otra de una mala manera, no significa que ahora debemos buscar la reversa sino más bien el respeto y el equilibrio.
En el aspecto de la sostenibilidad social, no podemos pensar en sostenibilidad ambiental, en sostenibilidad del desarrollo, en desarrollo sostenible, si es que siguen habiendo tantos pobres, si más del 80 por ciento de la población de Bolivia es pobre. No olvidemos los aspectos éticos, es decir que también debemos pensar en lo inmaterial del medio ambiente, que al igual que pensamos para lo cultural lo espiritual, por ejemplo, lo sagrado, pensar que los otros seres vivos, los ecosistemas merecen el respeto de los humanos y en eso siento que las palabras del presidente Evo Morales al decir “respetemos los derechos de la Pachamama”, van en esa dirección. Lo que hay que hacer es implementar esas palabras en el desarrollo de nuestro país.

¿Quiénes son los actores del desarrollo sostenible y qué papel juega cada uno de ellos?

Todos. No hay un solo ciudadano…

Los decisores…

Actores somos todos, desde la posición de decisión, desde la posición de creación de leyes, hasta la posición de hacer una parcela, chaquear un pedacito, o tomar un vaso de agua. A nivel de los decisores, yo creo que si esta pregunta me la hacía hace tres años, básicamente yo le decía: el gobierno central, los gobiernos departamentales y los gobiernos municipales. Hoy yo digo los tres, pero al mismo tiempo hay un papel muy importante de la sociedad civil organizada que en algunos ámbitos se denominan “movimientos sociales”, en otros “gremios productivos” o “asociaciones productivas”…
Cuando uno piensa en quién puede ser el actor decisor con mayor peso, yo creo que es una combinación, pero me parece que la mayor fuerza a nivel del Estado se encuentra en los municipios, porque están muy cerca de la realidad, del actor social, del día a día. Están muy cerca de la posibilidad de causar cambio realmente en la vida de las personas. Las prefecturas y otros niveles descentralizados están en transición. El gobierno central es fundamental. Si digamos uno pone en contrapeso, por un lado está el gobierno municipal y por el otro el gobierno central, y un puente son los actores sociales.

¿Qué se puede mejorar desde el municipio, rescatando la experiencia que tienen ustedes de trabajar en ello?

La primera reflexión que creo se debería tener al momento de pensar en el municipio como un motor del desarrollo sostenible es ubicar dentro del municipio las fuerzas que están ligadas al desarrollo de la economía, de la sociedad y de la cultura. Después de las experiencias que hemos tenido de casi cinco años de trabajar con municipios junto con la Federación de Asociaciones de Municipios en Bolivia, lo más importante es preguntarse qué está en la mente de los ciudadanos al momento de hacer sus acciones económicas, sus decisiones culturales, sociales…

Conocer sus haceres, pensares y sentires…

Exacto. ¿Por qué? Porque si entramos pensando que todos tienen que pensar como nosotros, estamos seguros que nos vamos a equivocar. Entonces, si entendemos que por ejemplo para una persona en el municipio de San Buenaventura el sueño de un ingenio azucarero está metido dentro de su pensamiento desde hace más de 30 años, tenemos que responder a eso primeramente antes de poder hacer otras cosas. Si uno de entrada niega esas posibilidades, y dice “no, el municipio debe ser otra cosa”, tendrá problemas.
Lo segundo que hay que analizar junto con los pobladores del municipio es ¿cuáles son los lugares que hoy utilizan del municipio y por qué? y ¿qué es lo que quisieran o piensan que van a utilizar? En base a eso puede uno hacerse un mapa, una idea más mental que geográfica de dónde van las tendencias del desarrollo. La sostenibilidad hay que lograrla, entonces, en esos espacios que los actores locales ven que van a utilizar para vivir bien. ¿Cómo se puede lograr esto? Lo primero es promover que los actores expresen esos sueños no solamente en demandas coyunturales –uno de los problemas de los Programa de Desarrollo Municipal–, hay que ayudar a desarrollar agendas que satisfagan en cierta forma el corto plazo, que es inevitable, pero comiencen a generar visiones de largo plazo, donde es fundamental la construcción de la visión desde los actores.

Entonces, al tener el municipio esa proximidad al actor social y a la posibilidad de ir escuchando y dando respuesta a su trabajo y a sus actividades, se transforma en el único que puede canalizar una transformación hacia un desarrollo sostenible.

Pero eso supone tener una visión compartida, tener capacidades y fortalezas institucionales, supone cohesión social que ni la Participación Popular ha podido conseguir, entonces ¿cómo se plantea en ese escenario el desarrollo sostenible?

Todo esto es posible si y sólo si hay gobernabilidad, estabilidad en el municipio, y eso depende de un pacto político y de un pacto de los actores. Yo confío que gran parte del potencial que hay a nivel municipal va a nacer de los actores mismos. Cuando los actores comiencen a entender su problemática, ya sea en lo ambiental, en lo productivo, en lo social, se van a dar cuenta que les conviene el mejor tipo de alcalde posible, y el mejor tipo de alcalde posible va a ser aquel que tenga la capacidad de escuchar de la misma manera a todos y no cerrarse en las filas del partido que lo puso en ese momento. Cuando uno ve al alcalde de Comarapa, por ejemplo, puede hacer ese trabajo porque tiene un buen equipo, tiene estabilidad y gobernabilidad, y porque la sociedad ve que puede haber entre él y sus acciones, una sinergia, y funciona. Otro ejemplo, hubo muchísimos avances en el municipio de Rurrenabaque, pero no similares a los de Comarapa. La diferencia no está en la capacidad del alcalde, los dos son espectaculares, muy buenos; pero en el caso de Rurrenabaque la estabilidad, la gobernabilidad es muy complicada y en el caso de Comarapa es mucho menos. Algo que debe suceder a lo largo y ancho del país.

En los ejemplos exitosos ha habido alguna ONG o algún organismo externo ayudándoles en el tema, pero no sucede en todos. ¿Es que vamos a necesitar siempre la ayuda de “afuera”, digamos, para construir un municipio sostenible?

Creo que eso tiene que ver con la capacidad fiscal de los municipios. Todavía el excedente que viene de las exportaciones, de la economía del Estado a través de impuestos, es pequeño. Ha mejorado mucho, es impresionante cómo ha cambiado, pero todavía no es suficiente. Eso los lleva inevitablemente a tener que trabajar con apoyo externo, ya sea de otros niveles del Estado o de la Cooperación Internacional o, al final, de ONG. ONG debe haber en casi todos los municipios, agencias del Estado central en por lo menos cada provincia y municipio. Creo que es un proceso. Si uno ve Bolivia antes de la Participación Popular y hoy, Bolivia es otra cosa.

¿Podemos hablar de municipios sostenibles en Bolivia?

Yo creo que la ventaja de Bolivia es que todavía tenemos una buena conservación de lo que yo le llamaría capital natural: agua, suelos, bosques, bofedales, lagos, en un relativo buen estado de conservación, o relativo buen estado para la producción. Por lo menos tenemos lo material, como una base para trabajar. Yo creo que para ser sostenibles tenemos que ser más sostenibles en lo social y cultural, que es lo que hay que preocuparse más porque si no, como usted decía, podemos llegar a lo que sucede en algunos países, que es que la pobreza causa depredación. Cuando una persona no tiene nada que comer, tiene que hacer algo; si tiene un árbol al frente y ese árbol va a significar unos ingresos para su familia lo corta, y es comprensible ¿no es cierto? Pero como en Bolivia tenemos más de un árbol y tenemos pobres, pero gracias a Dios no tal porcentaje de pobres extremos como en otros países del planeta, hay una oportunidad grande, muy importante.


EL CAMBIO CLIMÁTICO AFECTARÁ A LOS ODM

¿Cómo cree que el cambio climático vaya a afectar al desarrollo en Bolivia?

Ya está afectando, tal vez no en el grado al que podría llegar en el futuro pero sí en un grado creciente, a nivel de dos variables para mí fundamentales: la variable del agua, yo creo que va a haber una reducción de la disponibilidad del agua, sobre todo en el agua que ha sido captada y es retenida por los glaciares; y un segundo aspecto, sobre todo en tierras altas en la primera etapa, los cambios de temperatura que pueden llevar a unos desplazamientos de cultivos, o por ejemplo donde antes se podía hacer chuño porque helaba en la noche, de repente ya no esté helando tanto. Va a ser un problema. Eso lleva a que el punto más crítico del tema de cambios climáticos para la población especialmente rural, pero también urbana en Bolivia, sea el tema de la adaptación. ¿Cómo responder, por ejemplo, ante una reducción de la disponibilidad de agua de los glaciares? Por ahí nos toca de aquí a algunos años tener que traer agua de Zongo o de Unduavi. Eso significa grandes inversiones. La capacidad de esas inversiones, esa es la capacidad de adaptación en las ciudades.

¿Cree que nos aleje de los ODM?

Lo que pasa que los efectos del cambio climático que vemos ahora todavía, como sociedad, no los hemos podido medir para ver su negatividad. Creo que si comienza a haber escasez de agua en algunas ciudades, inmediatamente va a haber un efecto sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, como humanidad, como países, como ciudadanos, no deberíamos poner como pretexto el cambio climático para no buscar el logro de los ODM, porque gran parte del logro de los ODM se pueden lograr cuando se rompan taras tan profundas como la desigualdad. Si la desigualdad fuera menor, rápidamente podríamos conseguir los ODM, pero hay una desigualdad tremenda. Es estructural. Y esto puede ser agravado por el cambio climático, pero sería peligroso que sea un pretexto para no lograrlo.


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