martes, 1 de junio de 2010

Andrés Vera, Sugerente de Comunicaciones de Visión Mundial


“La niñez no es foco de inversión en Bolivia”

Como no cuentan como votos, los niños, niñas y adolescentes (NNA) del país no aparecen como prioridad en los planes de desarrollo de los políticos y autoridades, que tienen su mirada puesta más en las obras que les reditúen apoyos electorales, cuestiona Andrés Vera, Oficial de Comunicación de la ONG cristiana Visión Mundial.

¿Por qué los niños?
Porque es mucho más fácil trabajar con ellos. Tienen más esperanzas. Tienen más oportunidades y se puede hacer un trabajo más efectivo en empoderarlos, darles las herramientas necesarias para que puedan ser los gestores del cambio en sus familias, en sus comunidades y, posteriormente, del país.
En Bolivia hay más de dos millones de niños, una población lo suficientemente grande como para poder mejorar las condiciones no tanto en el futuro sino que en el presente. Pero hay que darles oportunidad no solamente para ser gestores de cambio sino de que tengan un desarrollo integral que involucra la parte física, espiritual, emocional.

Las características de un país como Bolivia hacen que la niñez sea un sector particularmente vulnerable, ¿cuáles son las principales dificultades que encontraron en su trabajo?
Una de las primeras cosas que podemos ver en nuestro trabajo es que la niñez no es el foco de inversión del país. La niñez no es el punto central en el cual se basan los programas de desarrollo o de educación, de salud, de nada. Están totalmente excluidos del tema desarrollo. Cuando una autoridad, sea de un municipio pequeño o grande, hace una inversión, piensa en los votos y construye infraestructuras que muestran lo que está haciendo. Como los niños no tienen ni voz ni voto, no se los prioriza.
Por ello nuestros programas buscan beneficiar en primera instancia a la niñez, y como resultado indirecto, a la comunidad. No se puede trabajar con la niñez sin trabajar con sus familias. ¿De qué sirve que los niños tengan educación si no pueden comprar útiles, o que tengan una posta sanitaria en la cual no hay medicinas para curar sus enfermedades? Por eso trabajamos con los padres de familia, generando, por ejemplo, ingresos económicos suficientes para que puedan darle al niño la calidad de vida que se merece.

En ese escenario, donde son otras las prioridades, ¿cómo se visibiliza a la niñez?
El paso más importante es el empoderamiento de la niñez. Es decir, nosotros no podemos volvernos voceros, interlocutores de los niños y niñas porque no somos niños y niñas, no comprendemos sus realidades, sus visiones, sus necesidades, sus problemas. Entonces lo mejor que podemos hacer es abrir espacios para que ellos sean sus propios interlocutores.

¿Como cuáles?
El principal se llama Asamblea Plurinacional de Niños, Niñas y Jóvenes Adolescentes. Es un espacio donde presentan sus propios proyectos de ley, los defienden, votan por ellos, discuten en “Diputados” y “Senadores” tal cual en la realidad, y se los presenta al Parlamento Nacional. Uno de los resultados de esto es la Ley de Certificados de Nacimiento y Carné de Identidad gratuitos. Otro espacio es la Bienal de Arte Infanto-Juvenil, donde han podido contar sus realidades, presentar sus necesidades. Ahora se está pensando crear el Observatorio Nacional de Niños y Niñas y Adolescentes, desde el cual se va a poder hacer incidencia en las políticas públicas.

En su experiencia de 30 años, ¿cómo perciben que se ha conseguido avanzar en la construcción de ciudadanía desde la niñez?, ¿se avanzó mucho, poco?
Como Visión Mundial creo que hemos avanzado un buen trecho. Nos falta mucho, pero sí hemos avanzado un buen trecho. Una de las niñas de un área rural patrocinadas por Visión Mundial, Romina Pomari, fue representante de todos los niños y niñas de Latinoamérica antes cumbres internacionales y en la celebración de los 20 años de la Convención de la ONU sobre los Derechos de los Niñas y Niños.
Tenemos muy buenos resultados, pero si comparamos los 85 o 95 mil niños que tenemos patrocinados con los más de dos millones de niños que hay en Bolivia, es apenas el tres por ciento, es mínimo. Precisamente por eso, otro de nuestros objetivos ahora es crear alianzas globales y nacionales con ONG, el gobierno y la empresa privada para lograr que este impacto sea replicado, de ser posible, en toda la niñez de nuestro país.

En el país hay ONG que también trabajan el tema niñez, ¿cuál ha sido el trabajo entre ustedes?, ¿hubo competencia, o quizá duplicación de esfuerzos?
Los modelos de desarrollo del país han cambiado mucho. Hace tiempo, evidentemente esa era la situación en Bolivia: todos éramos competencia entre todos. Pero las ONG se han dado cuenta de que atomizarse significa minimizar el impacto. La nueva visión de desarrollo es crear alianzas para minimizar costos y maximizar impactos. Si yo, como Visión Mundial, puedo alcanzar a 10 mil niños, es un buen impacto pero no suficiente, pero si me uno con otras dos o tres instituciones podemos alcanzar a 150 mil niños, que es mucho más productivo, para todos.
Otra cosa que nos dimos cuenta es que no podemos trabajar en un solo tema y descuidar otros, porque todos se relacionan con todos. Tenemos que trabajar en el desarrollo integral de la niñez que implica valores. Podemos tener un excelente sistema de salud o de educación, pero si los niños y niñas no tienen valores positivos en su vida, de nada sirve tener todo eso.

Esto podría ser una dificultad en potencia, ya que no todas las ONG o instituciones tienen la misma visión cristiana.
Por eso es que nosotros no hacemos énfasis en valores o principios cristianos. Si bien la organización tiene principios cristianos, los valores que inculcamos no son precisamente religiosos, son valores éticos, valores morales, hasta profesionales. Son valores humanos como la honestidad, la transparencia, ese tipo de cosas. Nuestro país necesita hombres y mujeres que sean transparentes, confiables, que sean éticos moral y espiritualmente, que sean dignos de representar al país.

¿Cómo han engarzado con los proyectos del gobierno y con qué resultados?
Desde que Visión Mundial llegó al país, hemos tenido muy buena relación con el Estados y con los gobiernos de turno. Tenemos un convenio marco que nos permite trabajar con ministerios, prefecturas y municipios. Por ejemplo, con el ministerio de Salud coadyuvamos en proyectos donde, ya sea por falta de personal o la distancia u otra razón, ellos no lo hacen. Lo mismo con el ministerio de Educación. Vemos cuáles son las necesidades no cubiertas y cómo podemos cubrirlas. Así, la anterior semana hicimos una donación al ministerio de Salud de 2,5 millones de dólares en medicamentos y herramientas médicas destinados a las postas sanitarias más alejadas, que cubrirán no sólo a los niños patrocinados por Visión Mundial.

¿No han sentido desánimo al que ver que han trabajado arduamente estos 30 años y que aún falta tanto por hacer a nivel nacional?
En realidad no hemos tenido ese problema. Siempre hemos visto que el bienestar que se da a las comunidades, por más pequeño que sea, para ellos representa un mundo entero. Muchas veces decimos “no hemos podido llegar a los dos millones de niños de Bolivia”, pero ver que la vida de uno de estos niños ha sido transformada, que vivía en una comunidad alejada de una de las ciudades más pequeñas de Bolivia y que ahora es un ingeniero y un profesional exitoso, nos lleva a decir: valió la pena hacer todo el esfuerzo, aunque sea por un niño.
A nivel regional también tuvimos un avance muy grande. Más de cinco millones de niños son impactados por los trabajos de Visión Mundial en 14 países. Entonces, tanto a nivel micro como a nivel macro, vemos que hemos avanzado un buen trecho. No es suficiente, por eso seguimos trabajando y vamos a seguir trabajando hasta que logremos nuestros objetivos.

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