martes, 1 de junio de 2010

¿Dejar el petróleo bajo tierra?


Ecuador lanzó al mundo un verdadero desafío político, económico, social y ambiental: la Iniciativa Yasuní ITT, una estrategia sui generis para enfrentar el calentamiento global que plantea una “economía postpetrolera” basada en energías alternativas y limpias. En Bolivia, algunas ONG ambientalistas plantean replicar la iniciativa en el Madidi.


· Redacción


Ecuador lanzó al mundo un desafío pionero, innovador e histórico para afrontar el reto del cambio climático: dejar en el subsuelo del Parque Yasuní los 920 millones de barriles de petróleo existentes en el Bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) y así evitar la emisión de 407 millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera que se producirían por la quema de esos combustibles fósiles, equivalentes a las emisiones de un año de Francia o de Brasil. “Un nuevo paradigma de la lucha contra el cambio climático”, como lo definen sus impulsores.
A cambio pide a los países industrializados y la comunidad internacional que asuman su “corresponsabilidad” aportando con al menos la mitad de los ingresos que este país recibiría por la explotación de esas reservas de petróleo, es decir unos 3.600 millones de dólares.
“Esto implicará dejar de recibir enormes inversiones y cerca de 720 millones de dólares anuales, cantidad muy significativa para un pequeño país de 13 millones de habitantes y alrededor de 6 millones de pobres”, graficó el presidente ecuatoriano Rafael Correa al presentar este proyecto ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de septiembre de 2007.

(Se evitará la emisión a la atmósfera de 407 millones de toneladas métricas de CO2 que supondría la quema de los 920 millones de barriles de petróleo existentes en el Bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini)

La propuesta, denominada Iniciativa Yasuní ITT, llama fuertemente la atención considerando que la economía mundial y toda la monstruosa fuerza motriz que la impulsa está asentada en el uso de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) como fuente de energía, que son, precisamente, la mayor fuente de gases de efecto invernadero.

¿HACIA UNA ECONOMÍA
POSTPETROLERA?
“El Gobierno Nacional ha tomado esta decisión valiente y responsable de renunciar a la explotación del 20 por ciento de sus reservas petroleras y lo ha hecho por un compromiso global con los efectos del cambio climático, pero también como un compromiso nacional de pensar seriamente en los pasos que tenemos que dar para una economía postpetrolera, para una economía que no sacrifique la naturaleza, una economía basada en la disminución de los pasivos ambientales y sociales de la producción”, sostiene María Fernanda Espinosa, ministra Coordinadora de Patrimonio Cultural y Natural de Ecuador y representante política la Iniciativa Yasuní ITT.
“Para nosotros”, continúa la ministra, “la Iniciativa Yasuní ITT es un microcosmos, es una oportunidad pedagógica de decir cómo queremos pensar el futuro del país. Esto tiene un gran asidero en nuestra nueva filosofía del desarrollo, que no es el desarrollo convencional basado en la máxima rentabilidad y la máxima ganancia; es un esfuerzo colectivo del Estado, del Gobierno, de sus pueblos, de los ciudadanos y ciudadanas para transitar hacia el modelo del buen vivir, del sumaj kausay que quiere decir vivir en plenitud, y esto no es parte de la retórica, es parte de nuestra Constitución”.
“Tenemos la obligación y el mandato de construir escenarios, de construir relaciones entre la sociedad, la economía y la naturaleza, que nos lleven al buen vivir. Y para eso hay que transformar totalmente los modos de producir y de consumir”, dice.
Agrega, sin embargo, que este nuevo modelo no se lo hará “por decreto, en la retórica” sino a través de proyectos concretos como la Iniciativa Yasuní ITT. “Por eso estamos comprometidos con este proyecto que nos ayudará a pensar con seriedad en lo que significaría un escenario de una economía postpetrolera, de una sociedad que utiliza energías renovables, que garantiza los derechos de la madre naturaleza y también el derecho de los pueblos y nacionalidades indígenas” como son los Kichwa o Naporuna, los Waorani, los Tagaeri y los Taromenani, estos dos últimos en aislamiento voluntario.
Las utilidades que Ecuador recibiría en el caso de explotación del petróleo alcanzan a un valor presente de 6.979 millones de dólares, al precio referencial de 61,21 dólares por barril WTI, al 25 de mayo de 2009. La emisión evitada de 407 millones de toneladas de CO2, que se generarían al quemarse el petróleo del ITT, se valora en 7.188 millones, de acuerdo a los precios vigentes en el mercado ETS europeo (17,66 dólares por tonelada de CO2-eq de los CER, al 25 de mayo de 2009). Su valor presente alcanza los 5.092 millones de dólares.

IMPORTANCIA
DE LA INCIATIVA
En el Año Internacional de la Biodiversidad declarado por las Naciones Unidas, esta propuesta cobra especial interés. Un documento oficial del proyecto señala: “La biodiversidad o diversidad biológica es el conjunto de especies, ecosistemas y variabilidad genética que existe en un territorio. La biodiversidad no solamente tiene un valor intrínseco sino que constituye el origen mismo de nuestra existencia como especie. Los beneficios de los ecosistemas y de las plantas y animales en la regulación del clima, el aprovisionamiento de agua, la provisión de alimentos, medicinas, combustibles y otros bienes renovables, favorecen a miles de personas que viven de sus recursos. Eso nos incluye a quienes vivimos en las ciudades. Se calcula que 70% de las medicinas que compramos en las farmacias, proviene de elementos obtenidos de recursos de la biodiversidad”.
El Parque Nacional Yasuní fue creado en 1979 y declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en 1989. Tiene 980 mil hectáreas, lo que lo convierte en el área protegida continental más grande Ecuador. Tiene más especies de árboles que toda Norteamérica junta; se han reportado casi 600 especies de aves, 80 especies de murciélagos, 150 especies de anfibios y un estimado por hectárea de 100 mil especies de insectos.
En Bolivia, algunas ONG ambientalistas, como la Asociación de Defensa de la Naturaleza, proponen replicar esta iniciativa en el Parque Nacional Madidi, en el norte del departamento de La Paz, una zona igualmente rica en biodiversidad y donde también están asentados varios pueblos indígenas.

DESTINO DE LAS
CONTRIBUCIONES
El dinero que Ecuador pide como compensación por no explotar sus recursos petrolíferos servirán para crear el Fondo Yasuní ITT, recursos que estarán depositados en un fideicomiso administrado por el Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD) y que se invertirán en la conservación efectiva y deforestación evitada en 40 áreas protegidas de Ecuador; en la reforestación, forestación, regeneración natural y el manejo apropiado de un millón de hectáreas de bosques; en la expansión de la energía renovable aprovechando el potencial hidroeléctrico, geotérmico, eólico y solar de Ecuador; y en el desarrollo social y la producción sustentable de las poblaciones que viven en la zona de influencia de los proyectos de la Iniciativa Yasuní ITT.
Los contribuyentes y donantes de la Iniciativa recibirán un Certificado de Garantía Yasuní (CGY), un documento financiero emitidos por el Estado ecuatoriano como garantía de que las reservas de petróleo se mantendrán bajo tierra por tiempo indefinido.
Se trata de un documento que no rinde intereses y no tiene vencimiento, ya que la garantía es a perpetuidad y se hará efectiva únicamente en caso de que el Estado ecuatoriano ordene la explotación petrolera en los campos ITT.
Este Fondo espera recibir los aportes de cualquier país del mundo, de la cooperación internacional, de ONG, de corporaciones responsables con el futuro de la humanidad, de filántropos preocupados por las posibles consecuencias del cambio climático, de pequeños donantes, empresas con responsabilidad social y ambiental y ciudadanos del planeta, a través de su sitio web: www.yasuni-itt.gov.ec


REPLICABILIDAD
Los países en desarrollo pueden replicar la Iniciativa si cuentan con las siguientes características:

  • Ser países en vías de desarrollo
  • Ser países megadiversos ubicados entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, donde se concentran los bosques tropicales y la mayor biodiversidad del planeta.
  • Poseer importantes reservas de petróleo en áreas de alta sensibilidad biológica y cultural.

Entre los países que satisfacen simultáneamente estas condiciones se encuentran: Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Filipinas, India, Indonesia, Madagascar, Malasia, Nigeria, Papúa Nueva Guinea, Perú, República Democrática del Congo y Venezuela.

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